El sueño de la casa propia, de madera, zinc, sin arquitectos, con tus manos, lágrimas, amor, puteadas y sonrisas.

viernes, 21 de octubre de 2011

Querer vivirla

En octubre Pedro se vino de Brasil a vivir a la casita. Estuvimos yendo a terminar de laquear los pisos que están recién pulidos.



Les pasamos unas capas de cera al piso de nuestra (ya no es más "mi") habitación.

Después de muchas vueltas, retrasos y hasta un choque del flete de mudanza; llegó la cama.

Pedro y mate.


La lámpara de mi abuela, restaurada e instalada.

Alfombrita para pies descalzos.



Ya habían llegado el colchón y las almohadas que me regaló mi vieja.

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