El sueño de la casa propia, de madera, zinc, sin arquitectos, con tus manos, lágrimas, amor, puteadas y sonrisas.

sábado, 17 de septiembre de 2011

cocina y baño

Mi viejo compró las mesadas, las pidió a una maderera cortadas a medida en tablas de anchico.
Hace unas semanas les hicimos los soportes y las instalamos.
Quedaron hermosas. Hay que encerar la madera varias veces para curarla.
Quedaría armar los estantes bajo la mesada.
En un costado quedó una mesadita que esconde el termotanque y la bomba de agua.
A la derecha de la mesada grande, debajo de la ventana, va instalada la cocina.



Pusimos la puerta del baño, pero sólo para ver si calzaba bien.
Hay que llevarla a un carpintero para que la arregle, ya que la cortamos porque quedaba larga.
Luego tengo que limpiarla y volverla a pintar.


Lo de las venecitas resultó ser una cagada. Uno de los colores que pedí, el bordó, salió diferente.
Te advierten que las tonalidades pueden variar según la horneada, pero ni se acerca, quedó un color caramelito bastante feo.
Habrá que putear, sonreír y seguir, para terminarla lo antes posible.


Comencé a ordenar, lo que significa tirar cosas que no voy a usar y despejar materiales de obra. Es necesario para que se puedan pulir los pisos. El de planta baja, cocina comedor, lo voy a plastificar. Los de las habitaciones quedan para ser encerados.
Y el del taller finalmente voy a pintarlo de blanco.


Pero mañana, voy a pintar la habitación de Oderay, que ya la vaciamos hoy.

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