El sueño de la casa propia, de madera, zinc, sin arquitectos, con tus manos, lágrimas, amor, puteadas y sonrisas.

martes, 26 de octubre de 2010

pensar una escalera


El momento de definir la escalera había llegado. En alguna oportunidad fueron frecuentes las discusiones sobre ella. Si debía ser de tipo caracol o trepadora, de metal o madera, si subiría en forma de U o de L.

Hubo pequeños esbozos en papeles sueltos con escalones vertiginosos de 20 x20cm.

Pero siempre se dejaba para más adelante. Llegó el día, y definimos contratar a alguien que la construya.

Coincidió que mi amigo Dani, que sabe soldar y tiene las herramientas, dejó un trabajo que lo ocupaba todo el día y ahora está disponible para tomar el proyecto.

La escalera tendría una estructura de metal y los peldaños serían de madera. El soldará las partes en su casa y luego se transportarán e instalarán en la casita.

Así que pasó por casa a medir y a escuchar las posibilidades.

Al día siguiente envió el primer boceto (Imagen 1).


Imagen 1

Entusiasmada por la celeridad, le envíe un mail agradeciéndole y planteando unos interrogantes respecto a algunas dimensiones, que pueden verse en color magenta en la Imagen 2.


Imagen 2

Su respuesta no tardó en llegar, la Imagen 3, que confrontada con la realidad generó una serie de debates con el Chino, que comenzaron así.

Reenvío el mail de Dani que contiene la Imagen 3 a la casilla de la mujer de mi viejo (a la que llamaremos Bichi) ya que él no posee cuenta de mail (ni celular, otro dato para caracterizar al Chino).

Este envío fue acompañado de una llamada telefónica a su casa, dando aviso del mismo. En ese momento intento comentarle mis dudas con respecto a la efectividad del modelo, pero fueron frustradas por un comentario en tono ninguniante: “no, no hay que cambiar nada”, sin siquiera haber visto la Imagen 3.

Al día siguiente, visito la casita y me encuentro con que el Chino ya había entendido a qué me refería y me recibe con un: “Hay que ver lo de la escalera, hay que modificarla”. “Ja! viste!”, lo pensé no lo dije.

(A esta altura es dable explicar cuál es la dinámica con mi viejo. Con el Chino TODO es materia de discusión, y toda discusión es enroscada. Primero discute y después escucha, sería.)

Entonces nos dirigimos a la casita con la cinta métrica en mano y la Imagen 3. Bichi nos acompañó sonriente comentando que esa discusión no se la perdía.

Según Imagen 3, no se podía cruzar la puerta sin agacharse. Medimos.

Medimos cada escalón, sacamos cuentas de ángulos, nos interrumpimos, gritamos (hasta acá todo normal). Chino intentó explicarme con la lógica del barrilete porqué no estaba bien la escalera, sacando cuadrados de la hipotenusa, transportando ángulos y haciendo marcas con tiza todas las vigas. Sin dar por saldado que una puerta de 1.30m no puede ser y ya.

Una vez pasado este camino sinuoso, recorrido obligatorio de cada reflexión dónde hay que acompañarlo sin chistar hasta que procesa e incorpora lo sucedido, pudimos empezar a pensar la escalera.


Imagen 3


Desplazar dos escalones, simple. Extender el descanso de la escalera por sobre la puerta. Volviendo a medir y acomodando con fibra sobre Imagen 3 de Dani, da como resultado Imagen 4, que boceté en un Mac Donga el domingo a la noche en la vuelta de casa.


Imagen 4

Este boceto y un resumen de todos los números, incluyendo los 12 cm de diferencia perdidos por ahí, fueron informados a Dani esa misma noche vía mail. El Lunes en la mañana realicé con una herramienta digital la Imagen 5, que es la misma que la Imagen 4 pasada en limpio, y también una planta de la escalera que corresponde a la Imagen 6.

Imagen 5


Imagen 6


Esta tarde vamos con Dani a verificar todos los números puestos en papel.

Continuará.


jueves, 21 de octubre de 2010

clavaderas

Compré minibañera, de 1.38m de largo.
Está en la demolición esperando ser transportada a casa para ser limpiada e instalada.
Ya está completo el baño.


Comenzaron el Chino y Diego a poner las clavaderas para las chapas, que van a ser nuevas y cortadas a medida.

Yo pinté de blanco las cajitas y compré los vidrios, falta colocarlos.

Instalaron ventanas del baño y la pieza de Ode, para terminar de cerrar la pared que resta.

El violeta y el blanco están combinados dentro y fuera de la casita.
Pinté una pared de mi habitación también de violeta.

lunes, 11 de octubre de 2010

feriado

Las cajitas de madera para cerrar con vidrios fijos, tragaluces del taller.


Los vidrios de esta ventana, están pensados en difusos y translúcidos: para que no espíen los vecinos y para tener una linda vista del barrio.

Conseguí en una demolición de Berisso, la nueva banderola para el baño...


...una batea para la cocina, de las viejas, inglesa y pesadísima (tengo una similar,más pequeña, para el baño)...

...y esta hermosa ducha de 4 canillas.

El Chino podó el cerco, así se pone tupido en verano. También recortó las ramas bajas del níspero para que crezca hacia arriba.

El interior de la casa está un poco despelotado de cosas.

La casita nocturna.

sábado, 2 de octubre de 2010

primer sábado de octubre

Sábado con sol, lindo día después de una semana de lluvia primaveral. Con Dani quisimos pintar de blanco el techo de mi habitación, pero algo de agua de las tormentas había empapado la madera y las manchas amarillentas comenzaron a aparecer.

Entonces, cambio de planes, terminamos la ventana, la sellamos con silicona y la instalamos (mi viejo y Dani lo hicieron, yo me fui hasta el Belgrano a comprar facturas) Con chapa armaron el marco de la ventana y un alero para la lluvia.

Nuestras hijas, mientras tanto, jugaban a que Barbie y Ken tenían sexo para procrear luego de celebrar un matrimonio católico, aunque oficiado por "una cura" (fem. de "el cura"). Luego aceptaron nuestra propuesta , más pagana, de llamarla sacerdotisa. Estuvieron tranquilas bajo la promesa de pasar por la heladería antes de volver a casa.
La otra ventana de mi habitación, tiene mil capas de pintura, me gusta así, descascarada. A través de ella, puedo ver la casilla rodante que perteneció Pinchevsky, espero que irradie ondas violinísticas y lleguen hasta el instrumento de mi hija cuando habitemos allí.

Ya atardeciendo, nos pusimos a pintar una de las paredes, de blanco.