El sueño de la casa propia, de madera, zinc, sin arquitectos, con tus manos, lágrimas, amor, puteadas y sonrisas.

martes, 11 de noviembre de 2008

así mejor

así es como verifico el nivel, mi cámara llega dónde mi ojo no alcanza
así es como se ven $400 de pinotea, usada

así es como se limpia bien la madera, para que aparezca la característica veta
así es como se deben despegar las venecitas, cuidando de no romperlas
así es como canalizo la creatividad desbordante que tengo
El nuevo plan le dio un impulso al proyecto, pero lo mejor fue que me trajo tranquilidad y seguridad cuando empezaba a convencerme de que había tomado una decisión mala y muy precipitada.
Aunque todavía se siguen ajustando detalles, ya se nota hay que avances. Hoy llegó un flete con madera para empezar a armar la estructura de las paredes.
El calor del mediodía nos obligó a trabajar a la sombra y mi viejo aprovechó para lavar la madera con la hidrolavadora, el agua que rebotaba en el piso se elevaba como una nubecita que refrescó la tarde.
Pude distenderme y disfrutar, sin apuro irracional, me dedique a recuperar venecitas de unas placas de durlock que junté de la calle ( amo basurear).

final feliz para otra jornada de trabajo
mejor así

domingo, 9 de noviembre de 2008

vuelta al trabajo y cambio de plano/es

sábado 8 de noviembre

Con el tiempo justo, tres mates para decir que desayuné, hacerle un nescuik a Oderay, y salir temprano para City Bell. Comer variedad de ensaladas de Elsa y carne de cerdo a la plancha gentileza del Chino.

Sobremesa. Momento de discusiones.
Parece que en mi familia las cosas se deben definir con la panza llena.

Por un lado, mi preocupación por el tiempo que tardaría la construcción. Con la situación de vivir en una habitación de la casa de mi vieja, con mi hija y tres cosas que pude traer para no pagar alquiler y ahorrar para "el futuro".
Hay que acelerar el proceso, convencer a mi viejo de que consiga a alguien para que trabaje. Rebatir sus argumentos sociológicos de que no hay carpinteros calificados para el trabajo, que los chicos de la generación del '90 no pueden usar el cerebro aplicado a una tarea como consecuencia de la desnutrición y la discusión se eleva, se va lejos muy lejos de City Bell y mi casita de madera. Así es con el Chino, es como un barrilete desbocado, hay que trabajar para bajarlo sin que se rompa el piolín.
Definimos entonces:
  • buscar ayudante, en lo posible estudiante universitario en apuros económicos. Que conozca el uso de las herramientas y pueda utilizar el pensamiento abstracto. (condiciones del Chino)
  • Simplificar la estructura de la casa, que pierde en diseño pero gana en tiempo de realización. (condiciones de Micaela)
Así que le decimos adiós, farewell, Auf wiedersehen, good bye a la casa bote.
La nueva tipología parece estar inspirada en un granero Amish.


Con el nuevo planito en mente me siento más tranquila. Vimos que a la estructura que tenemos hasta ahora levantada no hay que moverle nada, que vamos a necesitar menos madera, que va a llevar menos tiempo y trabajo al no tener que armar las 22 costillas (que le daban el aspecto de barco).
La casa también gana unos centímetros de superficie cubierta en planta baja, y la pasarela pasa a ser un pasillo que balconea al living (ya que las cargas se reparten diferente) puede haber más construcción en planta alta.
Ya dibujaré el planito y lo subiré para dar una idea.


Así esta mi casa hoy, parece que no ha avanzado mucho en las últimas semanas. Pero mi viejo estuvo trabajando en sus momentos libres, también tuvo sus escapadas de fin de semana, que con los días lindos surgen con frecuencia.
Pero avanzó.


Estos son los pies del Chino en su andamio al que yo llamo "una invitación a la fatalidad" el se ríe y me pide que suba... yo todavía sufro del estrés post traumático recordando la escalera vieja y podrida se colapsó bajo mi peso (que no es poco). Dicho sea, es esa que se ve a la izquierda de la imagen. Y que mi viejo "reparó" y se negó a tirar aún cuando lo obligué a comprar una nueva.

él trabaja, tranquilo, en el aire...

El calor nos hizo empezar y terminar tarde.
Los últimos tornillos ajustándose cuando el atardecer forzaba los contrastes en mi cámara.